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– ¡No mata al inocente y al justo!
Yaakov, Béla Orbán
”De palabra de mentira te
alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al
impío.” (Exodo 23:7)
El homicidio es autorizado
sólo en el caso cuándo Dios encarga a una persona de ejecutar tal
juicio.
La orden actual de las
leyes defiende a quienquiera de juzgar arbitrariamente.
Sin embargo, la ley vale
para nosotros todos.
¡Porque se puede matar en
espíritu y en alma de la misma manera!
Esta ley vale en el caso cuando
juzgamos a alguien sin motivo o basándonos en mentiras.
Cuando cualificamos,
acusamos, criticamos incluso condenamos y maldecimos a alguien bajo la
influencia o la impulsión de nuestros propios intereses u otro, tenemos saber
que un día deberemos rendir cuentas delante de Dios para estos actos.
Solo Dios es autorizado a
poner fin a los días de quienquiera o de lo qué sea porque es el Creador de
todo.
Somos capaces de matar en
espíritu y en alma, ministerios, comunidades e individuos sólo con nuestras
palabras… También podemos encarcelar o silenciar a la gente de modo que la
Palabra Viva y el mensaje de Dios jamás pueda salir de su boca para alcanzar
otros. Su funcionamiento prácticamente muere.
¡Somos responsables de
todo esto delante de Dios!
Cuando juzgamos, sabemos y demosnos cuenta que
el Juez omnipotente que ve todo lo que pasa en el mundo, tiene los ojos
apuntados en nosotros.
Si en cambio, vemos algo
que vaya contra Dios o que es peligroso para el Cuerpo del Mesías, podemos
señalarlo, corregirlo y defendernos. Si estos actos resultan inútiles y no llevan
ningún cambio, sólo nos queda devolver "el expediente" en las manos
del Juez Supremo.
Es el único que tiene el derecho de anular, de
quitar la vida de las cosas.
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